Hasta ahora hemos considerado el medio ambiente como estadísticamente complejo y, por tanto, difícil de predecir. No hemos contado con que sea activamente malévolo desde nuestro punto de vista animal. Seguramente las ramas de los árboles no se quiebran deliberadamente por despecho cuando los monos se aventuran sobre ellas. Sin embargo, una "rama de árbol" puede llegar a ser una pitón camuflada, y el último error de nuestro mono no es entonces una casualidad, sino que, en cierto sentido, está diseñado deliberadamente. Parte del entorno de un mono es lo no vivo, o al menos indiferente a la existencia del mono, y los errores de los monos se pueden atribuir a la imprevisibilidad estadística. Pero otras partes del entorno del mono consisten en seres vivos que ellos mismos están adaptados para beneficiarse a expensas de los monos. Esta parte del entorno del mono puede ser llamada malévola.
Las influencias
ambientales malévolas pueden ser difíciles de predecir por
las mismas razones que las indiferentes, pero introducen un riesgo
añadido; una oportunidad adicional para que la víctima cometa "errores". El
error cometido por un petirrojo alimentando a un cuco en su
nido es supuestamente, en cierto sentido, un error de mala adaptación. Esto
no es una ocurrencia impredecible y aislada tal como se presenta debido
a la imprevisibilidad estadística de la parte no malévola del medio
ambiente. Es
un error recurrente, que afecta generación tras generación de petirrojos, incluso al mismo petirrojo varias veces en su vida. Ejemplos
de este tipo siempre hacen que nos preguntemos sobre la complicidad, en
el tiempo evolutivo, de los organismos que son manipulados en contra de
sus mejores intereses. ¿Por qué la selección simplemente no elimina la susceptibilidad de los petirrojos al engaño de los cucos? Este
tipo de problema es uno de los tantos que creo que un día se convertirá en el bagaje de una nueva subdisciplina de la biología -
el estudio de la manipulación, la carrera de armamentos y el fenotipo
extendido. La manipulación
y las carreras armamentistas son objeto del siguiente capítulo, que en
cierto modo puede considerarse como una ampliación del tema de la
sección final de este capítulo. {55}
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