Uno de mis propósitos en este libro es cuestionar el "teorema central" por el cual es útil esperar que los organismos individuales se comporten de manera que se maximice su propia aptitud inclusiva o, en otras palabras, para maximizar la supervivencia de las copias de los genes en su interior. El final del capítulo anterior sugiere una forma en que el teorema central podría ser violado. Los organismos pueden trabajar sistemáticamente para los intereses de otros organismos, más que en los de sí mismos. Es decir, podrían ser "manipulados".
El hecho que los animales causen frecuentemente que otros animales actúen contra sus propios mejores intereses es, desde luego, bien conocido. Obviamente esto ocurre cada vez que un rape captura una presa, cada vez que un cuco es alimentado por su madre adoptiva. En este capítulo voy a hacer uso de estos dos ejemplos, pero también voy a enfatizar dos puntos que no siempre han sido remarcados. En primer lugar, es natural suponer que, incluso si un manipulador se sale con la suya temporalmente, es sólo una cuestión de tiempo evolutivo antes de que el linaje de los organismos manipulados elabore una contra-adaptación. En otras palabras, tendemos a suponer que la manipulación sólo funciona debido a la limitación a la perfección del retardo temporal. En este capítulo voy a señalar que, por el contrario, hay condiciones en las que debemos esperar que los manipuladores tengan un éxito consistente y por longitudes indefinidas de tiempo evolutivo. Voy a discutir esto más adelante bajo el eslogan de "carrera armamentista".
En segundo lugar, hasta más o menos la última década, la mayoría de nosotros hemos prestado una atención insuficiente a la posibilidad de manipulación intraespecífica, especialmente a la manipulación de explotación dentro de la familia. Yo atribuyo esta deficiencia a un residuo de la intuición "seleccionista-grupal" que a menudo se esconde en las profundidades de la mente del biólogo, incluso después de que la selección de grupo haya sido rechazada en el nivel superficial de razonamiento. Creo que se ha producido una pequeña revolución en la manera en que pensamos acerca de las relaciones sociales. Las ideas 'gentiles' de cooperación mutua vagamente benevolente (Lloyd, 1979) son reemplazadas por una expectativa cruel, despiadada y oportunista explotación mutua (por ejemplo, Hamilton 1964 a, b, 1970, 1971a; Williams, 1966; Trivers, 1972, 1974; Ghiselin 1974a; Alexander {56} 1974). Esta revolución se asocia popularmente al nombre de "sociobiología", aunque la asociación es algo irónica, ya que, como he sugerido antes, el gran libro de ese nombre (Wilson, 1975) es en muchos aspectos prerrevolucionario en la actitud: no la nueva síntesis, sino la última y más grande síntesis del viejo y benévolo régimen (por ejemplo, su capítulo 5).
No hay comentarios:
Publicar un comentario