El ADN egoísta es seleccionado por su poder de difundirse 'lateralmente', para
conseguir duplicarse a sí mismo en nuevos loci en otras partes del genoma. No
se propaga a expensas de un conjunto particular de alelos, en la forma
en que, por ejemplo, se propaga un gen del melanismo en polillas en
áreas industriales a expensas de sus alelos en {162} el mismo locus. Esto
es lo que lo distingue, como un 'forajido que se difunde lateralmente', de
los forajidos alélicos tratados en el capítulo anterior. La extensión lateral
a nuevos loci es como la propagación de un virus a través
de una población, o como la propagación de las células cancerosas a
través de un cuerpo. Orgel y Crick de hecho se refieren a la difusión de replicadores sin función como un 'cáncer del genoma'.
En
cuanto a las cualidades que es realmente probable que se vean favorecidas en
la selección del ADN egoísta, tendría que ser biólogo molecular
para predecirlas con detalle. Sin embargo,
no hace falta ser biólogo molecular para suponer que podrían
ser clasificadas en dos clases principales: cualidades que
facilitan la duplicación y la inserción, y cualidades que hacen que sea
difícil para los mecanismos de defensa de la célula buscarlo y destruirlo. Al
igual que un huevo de cuco busca protección mediante el mimetismo con los huevos hospedadores que legítimamente habitan el nido, así el ADN egoísta podría evolucionar cualidades miméticas que 'lo hagan más como el
ADN normal y de esta forma, tal vez, menos fácil de eliiminar' (Orgel y Crick). Del
mismo modo que una comprensión completa de las adaptaciones del cuco es
probable que requiera un conocimiento de los sistemas de percepción de
los hospedadores, así una apreciación completa de los detalles de
las adaptaciones del ADN egoísta requerirá un conocimiento detallado de
cómo funciona exactamente el ADN polimerasa, cómo ocurre exactamente el corte y el empalme, qué pasa exactamente en la 'corrección de pruebas' molecular. Mientras
que el conocimiento completo de estas cuestiones sólo puede venir de un
trabajo de investigación detallado del tipo del que los biólogos
moleculares han logrado antes tan brillantemente, tal vez no
sea demasiado esperar que los biólogos moleculares puedan verse ayudados en
sus investigaciones por la constatación de que el ADN no está trabajando por el bien de la célula, sino por el bien de sí mismo. La
maquinaria de replicación, empalme, y correción de pruebas puede
entenderse mejor si se considera en parte el producto de una despiadada carrera
armamentista. Puede enfatizarse el punto con la ayuda de una analogía.
Imagínese que Marte es una Utopía en la que hay completa confianza, total armonía, sin egoísmo y sin engaño. Ahora imagine un científico de Marte tratando entender la vida humana y la tecnología. Supongamos
que estudió uno de nuestros centros de procesamiento de datos -un gran ordenador electrónico con su maquinaria asociada de duplicación,
edición y corrección de errores. Si
hizo la suposición -natural en su propia sociedad- de que la maquinaria
había sido diseñada para el bien común, tendría un largo camino hacia la
comprensión de la misma. Los dispositivos
de corrección de errores, por ejemplo, estarían claramente diseñados
para combatir la inevitable y no malévola Segunda Ley de la
Termodinámica. Pero seguirían desconcertantes ciertos aspectos. No encontraría ningún sentido a los sistemas elaborados y costosos de seguridad y protección: contraseñas secretas y números de código que
tienen que ser escritos por los usuarios de computadoras. Si
nuestro marciano examinara un sistema de comunicación electrónico militar
podría diagnosticar su objetivo como la transmisión rápida y eficiente
de información útil, y por lo tanto podría quedar desconcertado por
los problemas y gastos {163} que el sistema parece tener con el fin de
codificar su mensajes de una manera oscura y difícil de descifrar. ¿No es esto una ineficiencia gratuita y absurda? Criado
como está en una Utopía confiable, quizás nuestro marciano requiriera un gran destello de perspectiva revolucionaria para ver que
gran parte de la tecnología humana sólo tiene sentido cuando te das
cuenta de que los seres humanos desconfían unos de otros, que algunos
seres humanos trabajan en contra de los mejores intereses de los otros humanos. Hay
una lucha entre aquellos que desean obtener información ilícita de un
sistema de comunicación y aquellos que desean ocultarles esa información. Gran parte de la tecnología humana es el producto de carreras de armamentos y sólo puede entenderse en esos términos.
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