El argumento es el siguiente. Los biólogos definen un comportamiento como altruista si favorece a otros individuos a expensas del propio altruista. Incidentalmente, surge un problema sobre la forma de definir los beneficios y los costes. Si
se definen en términos de la supervivencia individual, se espera que
los actos de altruismo sean muy comunes, y se incluirá el cuidado parental. Si
se define en términos de éxito reproductivo individual, el cuidado de
los padres ya no cuenta como altruismo, pero los actos altruistas
hacia otros parientes son predichos por la teoría neo-darwiniana. Si
el beneficio y los costes se definen en términos de adaptación inclusiva [fitness] individual, ni el cuidado parental, ni el cuidado de otros parientes
genéticos cuenta como altruismo, y de hecho una versión ingenua
de la teoría prevé que el altruismo no debería existir. Cualquiera
de las tres definiciones se puede justificar, aunque si hay que hablar
de altruismo en sentido estricto, me quedo con la primera definición, la que acepta la atención de los padres como altruismo. Pero
mi cuestión aquí es que, cualquiera que sea la definición que favorezcamos, se
cumple si el 'altruista' es forzado -manipulado- por el
beneficiario a la donación de algo para él. Por
ejemplo, la definición (cualquiera de las tres) no nos permite otra
opción que considerar la alimentación de un cuco anidado por su padres
adoptivos como un comportamiento altruista. Tal vez esto significa que necesitamos un nuevo tipo de definición, pero ése es otro tema. Krebs y yo llevamos el argumento a su conclusión lógica, e interpretamos
toda la comunicación animal como la manipulación del receptor de la señal por parte del emisor (Dawkins & Krebs 1978) .
La
manipulación es, de hecho, fundamental para la visión de la vida
expuesta en este libro, y es un poco irónico que yo sea uno de los que
ha criticado el concepto de manipulación parental de Alexander (Dawkins 1976a , pp 145-148; Blick 1977; Parker &
Macnair 1978; Krebs & Davies 1978; Stamps & Metcalf 1980), y , a su
vez , ha sido criticado por hacerlo (Sherman 1978; Harpending 1979; Daly
1980). A pesar de estos defensores, Alexander (1980, pp 38-39) mismo ha admitido que sus críticos tenían razón.
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