Cualquier sistema nervioso puede ser subvertido si se trata de la manera correcta. Cualquier
adaptación evolutiva del sistema nervioso del hospedador para resistir la
manipulación de los polluelos de cuco da pie a la
contra-adaptación de los cucos. La
selección trabajará actuando sobre los cucos para encontrar cualquier grieta que pueda haber en la recién evolucionada armadura psicológica de los hospedadores. Las aves hospedadoras pueden ser muy buenas en resistir la manipulación psicológica, pero los cucos quizás puedan llegar a ser incluso mejor en la manipulación.
Todo
lo que necesitamos postular es que, por alguna razón, como la sugerida
por el principio de vida/cena o el efecto enemigo escaso, los cucos
han ganado la carrera de armamentos: un cuco en el nido tiene que
manipular a su hospedador con éxito o seguramente morirá; su padre adoptivo se beneficiará un poco si se
resiste a la manipulación, pero todavía tiene una buena oportunidad de éxito reproductivo futuro en otros años, incluso si no puede resistirse
a este cuco particular. Por
otra parte, los cucos podrían ser lo suficientemente escasos como para que el riesgo
{70} de que un individuo de la especie adoptadora sea parasitado sea
bajo; por el contrario, el 'riesgo' de un cuco individual por ser un
parásito es de un cien por cien, no importa cuán común o escaso
sea cualquiera de los bandos de la carrera de armamentos. El cuco es descendiente de una línea de antepasados, todos y cada uno de los cuales ha engañado con éxito a un hospedador. El hospedador es descendiente de una línea de antepasados, muchos de los
cuales nunca han encontrado un cuco en su vida, o pueden haberse
reproducido con éxito después de ser parasitados por un cuco. El concepto de carrera armamentista completa la clásica
explicación del estímulo supernormal, proporcionando una explicación funcional de la
conducta desadaptativa del hospedador, en lugar de dejarlo como una
limitación no explicada del sistema nervioso.
Mi tratamiento de los cucos como manipuladores puede parecer insatisfactorio en un aspecto. El cuco, al fin y al cabo, sólo está desviando el comportamiento parental normal de su hospedador. No
ha logrado construir en el repertorio conductual del hospedador un patrón
de comportamiento totalmente nuevo que no estuviera allí, en alguna forma, antes. A algunos
les podría parecer más convincente las analogías con las drogas, la hipnósis y la
estimulación eléctrica del cerebro si se pudiera
encontrar un ejemplo de este tipo más extremo de manipulación. Un
posible caso es la exhibición de la 'invitación a asearse' de otro
parásito de cría, el tordo cabecicafé Molothrus ater (Rothstein, 1980). El acicalamiento, el aseo de un individuo por otro con el pico, no es raro entre varias especies de aves. No
es especialmente sorprendente, pues, que los tordos puedan tener
éxito en conseguir que aves de otras especies les acicalen. Una
vez más, esto puede ser visto como una simple desviación del acicalamiento intraespecífico, con el tordo proporcionando una
exageración supernormal de los estímulos normales desencadenantes del acicalamiento. Lo más sorprendente es que los tordos se las arreglan para
conseguir ser acicalados por especies que nunca realizan
acicalamiento intraespecífico.
La
analogía de las drogas es especialmente apta para los insectos 'cucos' que
utilizan medios químicos para coaccionar a sus hospedadores en actos que
son profundamente perjudiciales para su propia aptitud inclusiva. Varias especies de hormigas no tienen obreras propias. Las
reinas invaden los nidos de otras especies, eliminan la reina hospedadora, y usan las oberas hospedadoras para criar su
propia descendencia reproductiva. El
método de eliminación de la reina hospedadora varía, en algunas
especies, como las llamadas descriptivamente Bothriomyrmex regicidus y B. decapitans, cuya reina parásito monta sobre la parte posterior de la
reina hospedadora y entonces, en una preciosa descripción de Wilson (1971), 'empieza el acto por el cual está únicamente especializada: lentamente corta la cabeza de su víctima' (p. 363).
Monomorium santschii logra el mismo resultado por medios más sutiles. Las obreras hospedadoras tienen armas manejadas por fuertes músculos, y por
nervios unidos a los músculos, ¿por qué debería la reina parásito
emplear sus propias mandíbulas si puede subvertir el sistema nervioso
que controla las numerosas fauces de las obreras hospedadoras? No
parece que se conozca cómo se logra eso, pero lo consigue: las obreras hospedadoras matan a su propia madre y adoptan la usurpadora. Un
producto químico {71} secretado por la reina parásito parece la
probable arma, en cuyo caso tal vez se la pueda catalogar como una feromona, pero probablemente sea más ilustrativo pensar en ella como una droga
formidablemente poderosa. En línea con esta interpretación, Wilson (1971, p. 413 ) escribe sobre las sustancias simfílicas [1] como algo 'más que sólo elementales sustancias nutritivas o incluso análogas a las feromonas naturales de los hospedadores. Varios autores han hablado de un efecto narcotizante de las sustancias simfílicas'. Wilson
también usa la palabra 'intoxicante' y cita un caso en el que las
hormigas obreras bajo la influencia de una sustancia de este tipo se encontraron temporalmente desorientadas y menos seguras de su equilibrio.
[1] Nota
del traductor: sustancias químicas empleadas por parásitos de colonias
de insectos sociales, como los escarabajos, para influir en la conducta
de sus hospedadores.
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