Otra posible 'función' para el ADN no expresado es la sugerida por Cavalier-Smith (1978). Su
teoría se encapsula en el título: 'Control del volumen nuclear {158}
por el ADN del nucleoesqueleto, selección del volumen celular y ritmo de crecimiento celular, y la solución a la paradoja del valor C del ADN'. Cavalier-Smith piensa que los organismos 'K-seleccionados' necesitan células más grandes
que los 'r-seleccionados', y que variar la cantidad total de ADN
por célula es una buena forma de controlar el tamaño de la célula. Afirma que 'existe una buena correlación entre una selección r fuerte,
células pequeñas y valores bajos de C, por una parte, y una selección K, células grandes y valores altos de C por la otra'. Sería
interesante probar estadísticamente esta correlación, teniendo en
cuenta las dificultades inherentes a los estudios cuantitativos comparativos (Harvey y Mace, en prensa). También la misma distinción r/K parece suscitar dudas generalizadas
entre los ecologistas, por razones que nunca han sido lo bastante claras
para mí, y a veces parecen confusas incluso para ellos. Es
uno de esos conceptos que se utilizan a menudo, pero que casi siempre van
acompañados de una disculpa ritual, el equivalente intelectual a tocar
madera. Sería necesario algún índice objetivo de la posición de una especie en
el continuo r/K antes de que pudiera llevarse a cabo un examen
riguroso de la correlación.
A
la espera de más pruebas a favor y en contra de las hipótesis de la
variedad de Cavalier-Smith, el hecho a notar en el contexto actual es que
son hipótesis hechas en el molde tradicional; se basan en la idea de que el ADN, como cualquier otro aspecto de un
organismo, es seleccionado debido a que hace algo bueno al organismo. La
hipótesis del ADN egoísta se basa en una inversión de esta suposición:
los caracteres fenotípicos están ahí porque ayudan al ADN a replicarse, y
si el ADN puede encontrar maneras más fáciles y más rápidas de
reproducirse, tal vez evitando la expresión fenotípica convencional, será seleccionado para hacerlo así. Incluso
si el editor de Nature (Vol. 285, pág. 604, 1980) va un poco más
lejos describiéndolo como 'ligeramente chocante', la teoría del ADN
egoísta es en cierto sentido revolucionaria. Pero una vez que nos embebemos profundamente en la verdad fundamental de que
un organismo es una herramienta del ADN, en lugar de a la inversa, la
idea de un 'ADN egoísta' se vuelve irresistible, incluso obvia.
La
célula viva, especialmente su núcleo en eucariotas, se empaqueta con la maquinaria activa de la replicación y la
recombinación del ácido nucleico. El ADN
polimerasa cataliza fácilmente la reproducción de cualquier ADN,
independientemente de si ese ADN es o no significativo en términos
de código genético. 'Cortar' ADN, y 'empalmar' en otros fragmentos de ADN, es también parte del repertorio normal en el intercambio del aparato celular, que
se produce cada vez que hay un cruce u otro tipo de evento de
recombinación. El
hecho de que se produzcan fácilmente inversiones y otras
translocaciones, atestigua aún más la fortuita sencillez con la que pueden cortarse trozos de
ADN de una parte del genoma, y empalmarse en otra. La replicabilidad
y 'empalmabilidad' parecen ser uno de los rasgos más sobresalientes del ADN en su entorno natural de la maquinaria celular (Richmond 1979).
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