9 ADN egoísta, Genes Saltarines, y un Susto Lamarckista
Este capítulo será un tanto heterogéneo, pues reúne los resultados de mis breves y temerarias incursiones en territorios de campos lejos del mío, la biología celular y molecular, la inmunología y la embriología. Justifico la brevedad con el argumento de que una mayor longitud aún sería más temerario. La temeridad es menos defendible, pero tal vez pueda perdonarse por considerar que una incursión anterior igualmente imprudente produjo el germen de una idea que algunos biólogos moleculares ahora toman en serio bajo el nombre de ADN egoísta.
ADN Egoísta
... parece que la cantidad de ADN en los organismos es más de la estrictamente necesaria para su construcción: una gran parte del ADN no se traduce en proteínas. Desde el punto de vista del organismo individual, esto parece paradójico. Si el 'propósito' del ADN es el de supervisar la construcción de cuerpos, es sorprendente encontrar una gran cantidad de ADN que no hace tal cosa. Los biólogos están devanándose los sesos tratando de pensar qué está haciendo este excedente de ADN. Pero desde el punto de vista de los propios genes egoístas, no hay paradoja. El verdadero 'propósito' del ADN es sobrevivir, nada más y nada menos. La forma más sencilla de explicar el ADN excedente es suponer que se trata de un parásito, o en el mejor de los casos, de un pasajero inofensivo, pero inútil, que viaja en autoestop en las máquinas de supervivencia creadas por el ADN restante [Dawkins 1976a, p. 47].
Esta idea fue desarrollada más extensamente y elaborada de manera más completa por biólogos moleculares en dos estimulantes artículos publicados simultáneamente en Nature (Doolittle y Sapienza 1980; Orgel y Crick 1980). Estos trabajos provocaron un considerable debate en ediciones posteriores de Nature (simposios en el Vol. 285, pp. 617, 820 y Vol. 288, pp. 645648) y en otros lugares (por ejemplo, discusión de radio {157} en la BBC). La idea, por supuesto, concuerda bastante con la tesis global avanzada en este libro.
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