Parecer difícil creer que alguien se confunda como Wallace indica, pero Young (1971) proporciona una amplia
evidencia que confirma que los contemporáneos de Darwin lo hacían a menudo. Incluso
hoy día la confusión no es desconocida, y una confusión análoga se
produce con la expresión 'gen egoísta': "Se trata de una ingeniosa teoría, pero inverosímil. No hay ninguna razón para imputar la compleja emoción del egoísmo a moléculas" (Bethell 1978); "Los genes no pueden ser egoístas o altruistas, no más de lo que los átomos
puedan ser celosos, los elefantes abstractos o las galletas ideológicas" (Midgley
1979; véase la respuesta de Dawkins 1981).
Darwin
(1866) quedó impresionado por la carta de Wallace, que encontró
'tan clara como la luz del día', y resolvió incorporar la 'supervivencia de
los más aptos' en sus escritos, aunque advirtió que 'el término Selección Natural se ha utilizado ya en tan gran medida en el extranjero y en el país que dudo que pudiera abandonarse, y con todos sus defectos sentiría que se hiciera el intento. El hecho de que sea rechazada ahora debe depender de la "supervivencia del
más apto"...' (Darwin entendió claramente el principio 'meme'). 'Como con el tiempo el término debe volverse inteligible, las objeciones a su uso se volverán más y más débiles. Dudo que el uso de cualquier término hubiera hecho el concepto inteligible para algunas mentes ... En cuanto a M. Janet, es un
metafísico, y tales caballeros son tan agudos que creo que a menudo
malinterpretan la gente común'.
Lo
que ni Wallace ni Darwin pudieron prever fue que 'supervivencia de los
más aptos' estaba destinada a generar una confusión más grave que la
que ha tenido 'selección natural'. Un
ejemplo conocido es el intento, redescubierto con entusiasmo casi
patético por sucesivas generaciones de filósofos aficionados (e incluso
profesionales) (¿'tan agudos que malinterpretan la gente común'?), de
demostrar que la teoría de la selección natural es una tautología sin
valor (una variante divertida es que es infalsable ¡y por lo tanto falsa!). {181}
De hecho la ilusión de la tautología deriva completamente de la
frase de supervivencia del más apto, y no de la propia teoría. El
argumento es un ejemplo notable de elevación de las palabras por
encima de su rango, cuyo sentido se asemeja a la prueba ontológica
de San Anselmo sobre la existencia de Dios. Al
igual que Dios, la selección natural es una teoría demasiado grande
para ser probada o desmentida por juegos de palabras. Dios y la selección natural son, después de todo, las únicas dos teorías funcionales que tenemos de por qué existimos.
En pocas palabras, la idea de esta tautología es la siguiente: la selección natural se define como la supervivencia de los más aptos, y los más aptos se definen como los que sobreviven. Por
tanto, la totalidad del darwinismo es una tautología infalsable y
no tenemos que preocuparnos más en ello. Afortunadamente,
están
disponibles varias réplicas autorizadas a esta pequeña vanidad caprichosa (Maynard Smith 1969; Stebbins 1977; Alexander 1980), y no
necesitan que les eche una mano. No obstante, anotaré la idea de la tautología en mi lista de enredos atribuibles al concepto de aptitud.
Es,
como ya he dicho, un objetivo de este capítulo mostrar que la aptitud es un concepto muy complejo, y que podría ser útil evitarlo siempre que podamos. Una manera en la que voy a hacerlo es mostrar que la palabra ha sido utilizada por los biólogos en al menos cinco sentidos diferentes. El primer y más antiguo significado es el más cercano a su uso cotidiano.
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