Por
la misma razón, más allá de un cierto tamaño de los lagos del castor, sería {234} difícil considerar nuevos aumentos de tamaño como
adaptaciones. La
razón es que, una vez ya son lo bastante grandes, otros castores que no son los
constructores de la presa tienen las mismas probabilidades de beneficiarse
de cada aumento de tamaño que los propios constructores. Un gran lago beneficia a todos los castores de la zona, ya sea los que lo crearon o los que simplemente lo encontraron y explotaron. Del
mismo modo, incluso si un gen en un animal inglés pudiera ejercer algún
efecto fenotípico en África que beneficiara directamente la
supervivencia del 'propio' gen del animal, casi seguro que otros animales del mismo tipo en Inglaterra se beneficiarían de igual manera. No hay que olvidar que de lo que trata la selección natural es del éxito relativo.
Es
cierto que puede hablarse de un gen como teniendo una expresión fenotípica
en particular, incluso cuando su propia supervivencia no esté
influenciada por esa expresión fenotípica. En
este sentido, entonces, un gen en Inglaterra podría de hecho tener
expresión fenotípica en un continente remoto donde sus consecuencias no retroalimentaran su propio éxito en el acervo genético inglés. Pero ya he argumentado que en el mundo del fenotipo extendido no es útil hablar así. He utilizado el ejemplo de las huellas en el barro como la expresión
fenotípica de los genes para la forma del pie, y expuse mi intención de
utilizar el lenguaje del fenotipo extendido sólo cuando sea concebible que el rasgo implicado pueda influir, positiva o negativamente, en el
éxito de la replicación del gen o genes en cuestión.
Sería esclarecedor elaborar un experimento
mental en el cual fuera realmente útil hablar de un gen que tuviera expresión fenotípica extendida a otro continente, aunque no fuera factible. Las golondrinas regresan cada año exactamente al mismo nido. De
ello se desprende que un ectoparásito, esperando latente en un nido de una
golondrina en Inglaterra, puede esperar ver la misma golondrina antes y
después de su viaje a África. Si
el parásito pudiera diseñar un cambio en el comportamiento de la
golondrina en África, podría de hecho cosechar las consecuencias en el regreso de la golondrina a Inglaterra. Supongamos,
por ejemplo, que el parásito necesitara un oligoelemento raro que no se
encuentra en Inglaterra, pero que se produce en la grasa de una mosca de
África en particular. Las golondrinas
normalmente no tienen preferencia por esta mosca, pero el parásito,
mediante la inyección de una droga en la golondrina antes de salir para
África, cambiaría así sus preferencias alimentarias para aumentar la
probabilidad de que comiera esa mosca. Cuando
la golondrina volviera a Inglaterra, su cuerpo contendría suficiente
cantidad de esos oligoelementos en beneficio del parásito individual (o sus crías) esperando en el nido original, que les beneficiaría a expensas de
sus rivales dentro de la especie del parásito. Sólo
en circunstancias como éstas iba a querer hablar de un gen en un
continente como de la expresión fenotípica en otro continente.
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