Finalmente, el seleccionista de especies puede escudarse e invocar una
ordinaria selección natural de bajo nivel para eliminar combinaciones de cambio
mal coadaptadas, de modo que en los eventos de especiación pasen a la criba de la selección de
especies únicamente aquellas combinaciones que ya han sido
intentadas y probadas. Pero este 'seleccionista de especies', a la luz de Gould, ¡no es seleccionista de especie para nada! Gould
ha reconocido que todo el cambio evolutivo interesante es el resultado
de la selección inter-alelos y no de la selección inter-especies,
aunque pueda concentrarse en breves ráfagas, puntuando estasis. Ha reconocido la violación de la regla de Wright. Y
si la regla de Wright parece ahora tan arbitrariamente fácil de violar, eso
es lo que quise decir cuando dije que Gould había estirado su cuello.
Debo repetir que el propio Wright no es responsable de nombrar la regla.
La
teoría de la selección de especies, desarrollándose a partir de la de los equilibrios puntuados, es una estimulante idea que bien puede explicar
algunas de las dimensiones particulares de cambio cuantitativo en
macroevolución. Pero me sorprendería mucho si se pudiera utilizar para explicar el tipo de
adaptación compleja multidimensional que encuentro interesante, el
'reloj de Paley', o los 'Órganos de extrema Perfección y Complejidad', un tipo de adaptación que parece exigir un agente moldeador al menos tan poderoso como una deidad. La selección del replicador, donde los replicadores son alelos alternativos, bien puede ser lo suficientemente potente. Sin embargo, si
los replicadores son especies alternativas, dudo que sea
lo suficientemente poderosa, porque es demasiado lenta. Eldredge
y Cracraft (1980, p. 269) parecen estar de acuerdo: 'El concepto de selección natural (diferencias de aptitud, o la reproducción
diferencial de los individuos dentro de las poblaciones) parece ser un
fenómeno corroborado, dentro de la población, y constituye la mejor
explicación disponible para el origen, mantenimiento, y posible modificación de adaptaciones'. Si esto es realmente la opinión de 'puntuacionistas' y 'seleccionistas de especies' en general, es difícil ver por qué tanto alboroto.
Por
simplicidad he discutido la teoría de la selección de especies como si la especie se tratara de un replicador. El lector habrá notado, sin embargo, que esto es más bien como hablar de un organismo de reproducción asexual como si se tratara de un replicador. Al
principio de este capítulo, vimos que la prueba de la mutilación nos
obliga a limitar estrictamente el título de replicador para el genoma de, digamos, un insecto palo, no el insecto palo en sí. De manera similar, en el modelo de la selección de especies, no es la
especie la que es el replicador, sino el acervo génico. Es
tentador, ahora, decir: 'En ese caso, ¿por qué no ir hasta el final y
considerar al gen como replicador en lugar de alguna unidad mayor,
incluso en el modelo de Eldredge/Gould?' La respuesta es que si están en lo
cierto acerca de un
acervo génico siendo una unidad coadaptada, homeostáticamente tamponada contra el
cambio, podría tener el mismo tipo de derecho que tiene el genoma de un insecto palo a ser
tratado como un único replicador. Sin embargo, el
acervo génico tiene este derecho sólo si {109} está
reproductivamente aislado, al igual que el genoma tiene ese derecho
sólo si se reproduce asexualmente. E Incluso entonces, su derecho es tenue.
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