Hay, por supuesto, diferencias significativas entre los procesos de
selección basados en genes y los basados en memes (Cavalli-Sforza y Feldman 1973, 1981). {112} Los memes no se encadenan a lo largo de cromosomas lineales,
y no está claro que ocupen y compitan por 'loci' discretos, o que
tengan 'alelos' identificables. Es
de suponer que, como en el caso de los genes, sólo podemos
hablar estrictamente de efectos fenotípicos en términos de diferencias,
incluso si sólo nos referimos a la diferencia entre el comportamiento
producido por un cerebro que contiene el meme y el de un cerebro que no lo
contiene. El
proceso de copia es probablemente mucho menos preciso que en el caso de
los genes: puede haber un cierto elemento 'mutacional' en cada evento de copia, y esto, por cierto, también puede decirse de la 'selección de
especies' señalada anteriormente en el capítulo. Los memes pueden fusionarse parcialmente unos con otros de una manera que los genes no hacen. Las nuevas 'mutaciones' pueden ser 'dirigidas' en lugar de aleatorias con respecto a las tendencias de evolución. El
equivalente del weismannismo es menos rígido para los memes que para los
genes: puede haber flechas causales 'lamarckianas' apuntando del
fenotipo al replicador, así como a la inversa. Estas
diferencias pueden resultar suficientes para hacer inútil o incluso engañosa la analogía con la
selección natural genética. Mi
sensación es que su valor principal puede radicar no tanto en ayudar a
comprender la cultura humana como en afilar nuestra percepción de la
selección natural genética. Esta es la única razón por la que soy lo bastante presuntuoso como para hablar
de ello, porque no conozco lo suficiente acerca de la literatura
existente sobre la cultura humana para contribuir con autoridad a la
misma.
Cualesquiera
que sean las afirmaciones de que los memes sean considerados como
replicadores en el mismo sentido que los genes, la primera parte de
este capítulo estableció que los organismos individuales no son
replicadores. Sin
embargo, obviamente son unidades funcionales de gran importancia, y ahora es necesario establecer exactamente cuál es su papel. Si el organismo no es un replicador, ¿qué es? La respuesta es que se trata de un vehículo comunitario para replicadores. Un
vehículo es una entidad en la que los replicadores (genes y memes)
viajan, una entidad cuyos atributos se ven afectados
por los replicadores de su interior, una entidad que puede ser vista
como una herramienta compuesta de propagación replicadora. Pero los organismos individuales no son las únicas entidades que podrían considerarse como vehículos en este sentido. Hay una jerarquía de entidades incrustadas en entidades más grandes, y
en teoría el concepto de vehículo puede ser aplicado a cualquier nivel
de la jerarquía.
El concepto de jerarquía es de importancia general. Los
químicos creen que la materia está compuesta de cerca de un centenar de
diferentes tipos de átomos, que interactuan entre sí a través de sus
electrones. Los átomos son gregarios, formando enormes conjuntos que se rigen por leyes en su propio nivel. Sin
contradecir las leyes de la química, por lo tanto, consideramos que
es conveniente hacer caso omiso de los átomos cuando estamos pensando en grandes masas de materia. Al
explicar el funcionamiento de un automóvil nos olvidamos de los átomos y
de las fuerzas de van der Waal como unidades explicativas, y preferimos
hablar de cilindros y bujías. Esta lección se aplica no sólo a los dos niveles de los átomos y las culatas de motor. Hay
una jerarquía, que va desde las partículas fundamentales por debajo
del nivel atómico {113} a través de moléculas y cristales hasta los trozos macroscópicos para los que nuestros órganos de los sentidos están construidos para apreciar sin ayuda.
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