Sospecho
que todos los ejemplos actuales de lo que pueda parecer efectos de la barba verde son, de hecho, versiones del efecto de la
autoinspección de axila. Así, Wu et al.(1980) {150} colocaron monos individuales, Macaca nemestrina, en un aparato donde tuvieron que optar por sentarse al lado de uno de entre
dos compañeros presentados. En cada caso, uno de los dos compañeros que se ofrecían era un medio hermano, emparentado a través del padre, pero no de la madre; el otro era un control no emparentado. El
resultado fue una tendencia estadísticamente significativa por elegir sentarse al lado de los medio hermanos en lugar
de con los controles no emparentados. Téngase
en cuenta que los medio hermanos en cuestión no estaban emparentados por línea materna: esto significa que no hay posibilidad de reconocimiento de un olor adquirido de la madre, por ejemplo. Sea lo
que sea lo que los monos están reconociendo, proviene del padre común, y esto
sugiere, en cierto sentido, el reconocimiento de genes compartidos. Mi apuesta es que los monos reconocen semejanzas en los familiares de las características percibidas en sí mismos. Wu et al. son de la misma opinión.
Greenberg (1979) estudió la abeja del sudor Lasioglossum zephyrum, de socialidad primitiva. (Seger, 1980, se refiere a este trabajo bajo el pintoresco titular '¿Las abejas tienen cerdas verdes?') Donde Wu et al. utilizaron la elección de pareja para sentarse como un ensayo de conducta, Greenberg
utilizó la decisión de una obrera centinela entre admitir o excluir
a otra obrera que busca entrar en la colmena. Trazó la probabilidad de que una obrera sea admitida en contra de su coeficiente de parentesco con la centinela. No
sólo había una excelente correlación positiva: la inclinación de la línea
era casi exactamente uno ¡por lo que la probabilidad de que una centinela admitiera a un extraño era aproximadamente igual al coeficiente de parentesco!
La evidencia de Greenberg le convenció de que 'El componente genético está, por tanto, en
la producción de olores y no está aparentemente en el sistema perceptivo'
(p. 1096). En
mi terminología, las palabras de Greenberg se suman a la cuenta de que
se está tratando con el efecto axila, no con el efecto barba verde. Por
supuesto, las abejas quizás, como cree Greenberg, han inspeccionado
familiares con los que ya estaban familiarizados en vez de sus propias
'axilas' (Hölldobler y Michener 1980). Aún así es esencialmente un ejemplo de axila en vez de barba verde, en
cuyo caso no hay duda de que los genes responsables no son forajidos. Un
estudio particularmente elegante que llega a una conclusión similar es el de
Linsenmair (1972) sobre el 'distintivo' químico específico en la familia de la
cochinilla social del desierto Hemilepistus reaumuri. Del
mismo modo, Bateson (1983) proporciona evidencia intrigante de que la
codorniz japonesa discrimina a sus primos hermanos de sus hermanos y de
parientes más lejanos, utilizando señales visuales aprendidas.
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