La secuela interesante es ésta. El olor
de la casa está determinado por el color de las piedras elegidas por la larva entre
el lecho de la corriente, no por la síntesis bioquímica de
un pigmento negro. Los
genes que determinan el color de la casa deben trabajar a través del
mecanismo de comportamiento que elige las piedras, tal vez a través de los
ojos. En esto estaría de acuerdo cualquier etólogo. Todo
lo que añade este capítulo es una cuestión lógica: una vez que hemos
aceptado que hay genes para la construcción de la conducta, las reglas
de la terminología existente implican que el propio artefacto debe ser
tratado como parte de la expresión fenotípica de los genes en el animal.
Las
piedras están fuera del cuerpo del organismo, y aún así, por lógica,
tal gen es un gen 'para' el color de la casa, en exactamente un sentido tan
fuerte como el hipotético gen B lo era para el color de la piel. Y
B era de hecho un gen para el color de la piel, a pesar de que operaba mediante la conducta de búsqueda de sol, en
exactamente un sentido tan fuerte como a un gen 'para' el albinismo se le llama un gen
para el color de la piel. La lógica es idéntica en los tres casos. Hemos dado el primer paso en la ampliación del concepto de efecto fenotípico de un gen fuera del cuerpo individual. No
fue un paso difícil de tomar, porque ya habíamos ablandado nuestra
resistencia al darnos cuenta de que
incluso los efectos fenotípicos 'internos' normales pueden estar al final de largas, ramificadas, e
indirectas cadenas causales. Vayamos ahora un poco más lejos.
La casa de un tricóptero no es estrictamente una parte de su cuerpo celular, pero se ajusta perfectamente alrededor del cuerpo. Si
el cuerpo es considerado como un vehículo de genes, o una máquina de
supervivencia, es fácil ver la casa de piedra como una especie de pared
de protección extra, en un sentido funcional la parte exterior del
vehículo. Sólo que es de piedra en lugar de quitina. Ahora considere una araña sentada en el centro de su tela. Si se la considera como un vehículo de genes, su tela no es una parte
de ese vehículo en el mismo sentido obvio que una casa de tricóptero, puesto
que cuando se da la vuelta, la tela no gira con ella. Pero la distinción es claramente frívola. En
un sentido muy real, su tela es una extensión funcional temporal de su
cuerpo, una gran extensión de la zona de captación efectiva de sus
órganos depredadores.
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