viernes, 27 de febrero de 2015

Capítulo 4.- Carreras Armamentistas y Manipulación (64)

El 'penetra insidiosamente en su pituitaria' puede ser demasiado para algunos lectores. Ciertamente esto plantea preguntas importantes. La cuestión obvia que se planteará es si la hembra puede beneficiarse de la transacción tanto como el macho, en { 64} cuyo caso 'insidiosamente' y 'manipulación' son palabras inapropiadas. Alternativamente, si hubiera alguna manipulación insidiosa, pudiera ser la de la hembra sobre el macho. Tal vez la hembra insiste en una actuación agotadora del canto de su compañero antes de que entre en situación reproductiva, seleccionando así como pareja sólo al macho más robusto. Creo que algo en ese sentido es muy probable que sea la explicación de la extraordinariamente alta tasa de cópula observada en los grandes felinos (Eaton 1978). Schaller (1972) siguió a un ejemplar de león macho durante 55 horas, durante las que copuló 157 veces, con un intervalo promedio entre cópulas de 21 minutos. La ovulación en los gatos es inducida por la cópula. Parece plausible que las prodigiosas tasas de cópula mostradas por los leones machos son el producto final de una carrera de armas fuera de control, en el que las hembras insistían en progresivamente copular más antes de ovular, y los machos fueron seleccionados para aumentar cada vez más su resistencia sexual. La resistencia cópulativa del león podría considerarse como el comportamiento equivalente a la cola del pavo real. Una versión de esta hipótesis es compatible con la de Bertram (1978), por la que las hembras han devaluado la moneda de la copulación como un medio de reducir la ocurrencia de peleas masculinas perturbadoras. Para continuar con la cita de Trivers sobre las tácticas de manipulación psicológica que los hijos puedan usar contra sus padres:

 Puesto que las crías tendrán a menudo un mejor conocimiento de sus necesidades reales que sus padres, la selección debería favorecer la atención de los padres a las señales de sus descendientes para que adviertan el estado de los hijos... Pero una vez que un sistema de este tipo se ha desarrollado, la descendencia puede comenzar a emplearla fuera de contexto. Las crías pueden llorar, no sólo cuando están hambrientas, sino también cuando simplemente quieren más comida de la que el padre había escogido dar ... Entonces la selección, desde luego, favorecerá la capacidad de los padres para discriminar los dos usos de las señales, pero aún así una más sutil imitación y engaño de los descendientes siempre es posible [Trivers 1974].


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