viernes, 19 de febrero de 2016

Capítulo 6.-Organismos, Grupos y Memes: ¿Replicantes o vehículos? (115)

Previamente he dado razones para compartir el escepticismo general sobre {115} la 'selección de grupo' y la selección en otros niveles altos, y nada en la literatura reciente tienta a cambiar mi pensamiento. Pero ese no es el tema en cuestión aquí. El tema aquí es que debemos tener clara la diferencia entre estos dos tipos distintos de unidades conceptuales, los replicadores y los vehículos. He sugerido que la mejor forma de entender la teoría de la 'selección de especies' de Eldredge y Gould es en términos de especies como replicadores. Pero la mayoría de los modelos normalmente llamados 'selección de grupo', incluyendo todos los revisados ​​por Wilson (1975), y la mayoría de los examinados por Wade (1978), están implícitamente tratando a los grupos como vehículos. El resultado final de la selección discutida es un cambio en las frecuencias de genes, por ejemplo un aumento de los 'genes altruistas' a expensas de los 'genes egoístas'. Todavía son los genes los que son considerados como los replicadores que en realidad sobreviven (o fallan en sobrevivir) como consecuencia del proceso de selección (del vehículo).

En cuanto a la propia selección de grupo, mi prejuicio es que ha absorbido más ingenuidad teórica de lo que justifica su interés biológico. Se me ha informado por el editor de una revista
de matemáticas líder que está continuamente bombardeada por trabajos ingeniosos que argumentan haber cuadrado el círculo. El hecho de que esto se haya demostrado imposible es visto como un desafío irresistible por un cierto tipo de intelectual diletante. Las máquinas de movimiento perpetuo provocan una fascinación similar para algunos inventores aficionados. El caso de la selección de grupo es casi análogo: nunca se ha demostrado que sea imposible, y nunca se podrá. No obstante, espero que se me perdone por preguntarme si parte del perdurable atractivo romántico de la selección de grupo se deriva del martilleo autorizado que la teoría ha recibido desde que Wynne-Edwards (1962) nos hizo el valioso servicio de traerla a la luz pública. El seleccionismo anti-grupo ha sido acogido por el establishment como ortodoxo, y, como Maynard Smith (1976a) señala, 'Está en la naturaleza de la ciencia que una vez una posición se convierte en ortodoxa, debería ser sometida a la crítica...'. Esto es, sin duda, saludable, pero Maynard Smith secamente continúa: "De esto no se deduce que, porque una posición sea ortodoxa, sea errónea...'. Recientemente se han dado tratamientos más generosos de la selección de grupo por Gilpin (1975), E.O. Wilson (1975), Wade (1978), Boorman y Levitt (1980), y D.S. Wilson (1980), pero véase las críticas de Grafen (1980).

No voy a entrar de nuevo en el debate sobre la selección de grupo contra la selección individual. Esto es porque el principal objetivo de este libro es llamar la atención sobre las debilidades del concepto general de vehículo, tanto si el vehículo es un organismo individual como un grupo. Puesto que incluso el más acérrimo seleccionista de grupo estaría de acuerdo en que el organismo individual es una 'unidad
de selección' mucho más coherente e importante, concentraré mi ataque en el organismo individual como mi vehículo representativo, más que en el grupo. Con esto se refuerza al mismo tiempo el ataque contra el grupo.

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