viernes, 30 de enero de 2015

Capítulo 4.- Carreras Armamentistas y Manipulación (60)

Surge de inmediato una pregunta. ¿Por qué debería la hembra consentirlo? Puesto {60} que tiene el control de sus propios músculos y extremidades ¿por qué iba a acercarse al macho a menos que fuera por sus intereses genéticos? ¿Seguro que la palabra manipulación es apropiada sólo si la víctima no está dispuesta? Seguro que el grillo macho simplemente está informando a la hembra de un hecho que es útil para ella, que por aquí hay un macho de su propia especie preparado y dispuesto. Después de haberle dado esta información ¿no la deja luego acercarse a él o no, según le plazca, o es como la selección natural la ha programado?

Está bien cuando
ocurre que machos y hembras tienen intereses idénticos, pero examine la premisa del último párrafo. ¿Qué nos da derecho a afirmar que la hembra 'tiene el control de sus propios músculos y extremidades'? ¿No elude esto la auténtica cuestión que nos interesa? Al adelantar una hipótesis de la manipulación estamos, en efecto, sugiriendo que la hembra puede no controlar sus propios músculos y extremidades, y que puede controlarlos el macho. Este ejemplo podría, por supuesto, ser revertido, y decirse que es la hembra la que manipula al macho. El tema planteado no tiene ninguna conexión específica con la sexualidad. Podría haber usado el ejemplo de las plantas, que carecen de sus propios músculos, usando los músculos de los insectos como órganos efectores para transportar su polen, y alimentando los músculos con néctar (Heinrich 1979). El tema general es que las extremidades de un organismo pueden ser manipuladas para trabajar en aras de la aptitud genética de otro organismo. Esta afirmación no puede ser convincente hasta más adelante en el libro, cuando hayamos introducido la idea del fenotipo extendido. En este capítulo aún seguimos trabajando en el paradigma del organismo egoísta, aunque estamos empezando a estirarlo para que cruja siniestramente por los bordes.

El ejemplo del grillo macho y hembra quizás ha sido pobremente elegido, porque, como he dicho antes, muchos de nosotros estamos sólo recientemente acostumbrados a la idea de las relaciones sexuales como una batalla. Muchos de nosotros aún tenemos que asimilar en nuestra conciencia el hecho de que 'la selección puede actuar en contra de los dos sexos. Por lo general, para un determinado tipo de encuentro, los machos se verán favorecidos si se aparejan, y las hembras si no lo hacen' (Parker 1979; véase también West-Eberhard 1979). Volveré sobre esto, pero por el momento usemos un ejemplo más claro de manipulación. Como la crudeza despiadada de cualquier batalla en la naturaleza, la que existe entre depredador y presa. Existen varias técnicas que un depredador puede utilizar para atrapar su presa. Puede correr detrás de ella y tratar de superarla, quedarse pendiente o flanquearla. Puede sentarse en un lugar y emboscarla o atraparla. O puede hacer como el rape y las luciérnagas
'femmes fatales' (Lloyd 1975, 1981), y manipular el sistema nervioso de la presa para que se acerque activamente a su propia perdición. Un rape se aposenta en el fondo del mar altamente camuflado, excepto por un largo vástago que se proyecta desde la parte superior de la cabeza, en el extremo del cual está el 'señuelo', una pieza flexible de tejido que se asemeja a algún bocado apetitoso tal como un gusano. Los peces pequeños, presas del rape, se sienten atraídos por el cebo, que se asemeja a su propia presa. Cuando se acercan a él, el rape lo 'toca' hacia abajo, en la proximidad de su boca, y de repente abre sus fauces y {61} la presa es tragada con la afluencia de agua. En lugar de utilizar los músculos masivos del cuerpo y de la cola en la búsqueda activa de la presa, el rape utiliza los pequeños y económicos músculos que controlan su vara, para excitar el sistema nervioso de la presa a través de sus ojos. Finalmente son los propios músculos de la presa los que el rape utiliza para cerrar la brecha entre ellos. Krebs y yo caracterizamos informalmente la 'comunicación' animal como un medio por el cual un animal hace uso de la fuerza muscular de otro animal. Esto es más o menos sinónimo de manipulación .

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