viernes, 10 de abril de 2015

Capítulo 4.- Carreras Armamentistas y Manipulación (70)

     Cualquier sistema nervioso puede ser subvertido si se trata de la manera correcta. Cualquier adaptación evolutiva del sistema nervioso del hospedador para resistir la manipulación de los polluelos de cuco da pie a la contra-adaptación de los cucos. La selección trabajará actuando sobre los cucos para encontrar cualquier grieta que pueda haber en la recién evolucionada armadura psicológica de los hospedadores. Las aves hospedadoras pueden ser muy buenas en resistir la manipulación psicológica, pero los cucos quizás puedan llegar a ser incluso mejor en la manipulación. Todo lo que necesitamos postular es que, por alguna razón, como la sugerida por el principio de vida/cena o el efecto enemigo escaso, los cucos han ganado la carrera de armamentos: un cuco en el nido tiene que manipular a su hospedador con éxito o seguramente morirá; su padre adoptivo se beneficiará un poco si se resiste a la manipulación, pero todavía tiene una buena oportunidad de éxito reproductivo futuro en otros años, incluso si no puede resistirse a este cuco particular. Por otra parte, los cucos podrían ser lo suficientemente escasos como para que el riesgo {70} de que un individuo de la especie adoptadora sea parasitado sea bajo; por el contrario, el 'riesgo' de un cuco individual por ser un parásito es de un cien por cien, no importa cuán común o escaso sea cualquiera de los bandos de la carrera de armamentos. El cuco es descendiente de una línea de antepasados, todos y cada uno de los cuales ha engañado con éxito a un hospedador. El hospedador es descendiente de una línea de antepasados, muchos de los cuales nunca han encontrado un cuco en su vida, o pueden haberse reproducido con éxito después de ser parasitados por un cuco. El concepto de carrera armamentista completa la clásica explicación del estímulo supernormal, proporcionando una explicación funcional de la conducta desadaptativa del hospedador, en lugar de dejarlo como una limitación no explicada del sistema nervioso. 
     
     Mi tratamiento de los cucos como manipuladores puede parecer insatisfactorio en un aspecto. El cuco, al fin y al cabo, sólo está desviando el comportamiento parental normal de su hospedador. No ha logrado construir en el repertorio conductual del hospedador un patrón de comportamiento totalmente nuevo que no estuviera allí, en alguna forma, antes. A algunos les podría parecer más convincente las analogías con las drogas, la hipnósis y la estimulación eléctrica del cerebro si se pudiera encontrar un ejemplo de este tipo más extremo de manipulación. Un posible caso es la exhibición de la 'invitación a asearse' de otro parásito de cría, el tordo cabecicafé Molothrus ater (Rothstein, 1980). El acicalamiento, el aseo de un individuo por otro con el pico, no es raro entre varias especies de aves. No es especialmente sorprendente, pues, que los tordos puedan tener éxito en conseguir que aves de otras especies les acicalen. Una vez más, esto puede ser visto como una simple desviación del acicalamiento  intraespecífico, con el tordo proporcionando una exageración supernormal de los estímulos normales desencadenantes del acicalamiento. Lo más sorprendente es que los tordos se las arreglan para conseguir ser acicalados por especies que nunca realizan acicalamiento intraespecífico.

     La analogía de las drogas es especialmente apta para los
insectos 'cucos' que utilizan medios químicos para coaccionar a sus hospedadores en actos que son profundamente perjudiciales para su propia aptitud inclusiva. Varias especies de hormigas no tienen obreras propias. Las reinas invaden los nidos de otras especies, eliminan la reina hospedadora, y usan las oberas hospedadoras para criar su propia descendencia reproductiva. El método de eliminación de la reina hospedadora varía, en algunas especies, como las llamadas descriptivamente Bothriomyrmex regicidus  y B. decapitans, cuya reina parásito monta sobre la parte posterior de la reina hospedadora y entonces, en una preciosa descripción de Wilson (1971), 'empieza el acto por el cual está únicamente especializada: lentamente corta la cabeza de su víctima' (p. 363).


   Monomorium santschii logra el mismo resultado por medios más sutiles. Las obreras hospedadoras tienen armas manejadas por fuertes músculos, y por nervios unidos a los músculos, ¿por qué debería la reina parásito emplear sus propias mandíbulas si puede subvertir el sistema nervioso que controla las numerosas fauces de las obreras hospedadoras? No parece que se conozca cómo se logra eso, pero lo consigue: las obreras hospedadoras matan a su propia madre y adoptan la usurpadora. Un producto químico {71} secretado por la reina parásito parece la probable arma, en cuyo caso tal vez se la pueda catalogar como una feromona, pero probablemente sea más ilustrativo pensar en ella como una droga formidablemente poderosa. En línea con esta interpretación, Wilson (1971, p. 413 ) escribe sobre las sustancias simfílicas [1] como algo 'más que sólo elementales sustancias nutritivas o incluso análogas a las feromonas naturales de los hospedadores. Varios autores han hablado de un efecto narcotizante de las sustancias simfílicas'. Wilson también usa la palabra 'intoxicante' y cita un caso en el que las hormigas obreras bajo la influencia de una sustancia de este tipo se encontraron temporalmente desorientadas y menos seguras de su equilibrio.

[1] Nota del traductor: sustancias químicas empleadas por parásitos de colonias de insectos sociales, como los escarabajos, para influir en la conducta de sus hospedadores.

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