viernes, 17 de noviembre de 2017

Capítulo 11.- La Evolución Genética de los Artefactos Animales (206)

     Aquí no se sugiere que los dos subgrupos de abejas sean genéticamente diferentes, aunque pudieran haberlo sido. Lo que importa para el razonamiento que estoy haciendo es que cada individuo sigue las reglas de comportamiento locales, el efecto combinado del cual da lugar normalmente a un comportamiento de enjambre coordinado. Evidentemente éstas incluyen reglas para resolver 'disputas' a favor de la mayoría. Los desacuerdos sobre el lugar preferido para la pared exterior de un montículo de termitas pueden ser tan graves para la supervivencia de las colonias como el desacuerdo sobre los sitios de anidación entre las abejas de Lindauer (la supervivencia de la colonia importa, debido a sus efectos sobre la supervivencia de los genes que causan que los individuos resuelvan disputas). Como hipótesis de trabajo, podríamos esperar que las controversias resultantes de la heterogeneidad genética en las termitas se resolverían por reglas similares. De esta manera, el fenotipo extendido podría tomar hasta una forma concreta y regular, a pesar de estar construido por obreras genéticamente heterogéneas.

     El análisis de los artefactos que figuran en este capítulo parece, a primera vista, vulnerable a la reductio ad absurdum. ¿No hay un sentido, cabe preguntarse, en el que cada efecto que un animal tiene sobre el mundo sea un fenotipo extendido? ¿Qué pasa con las huellas dejadas en el barro por un ostrero, los caminos desgastados de hierba por las ovejas, el matojo de plantas exuberante que marca el sitio de la boñiga del año pasado? Un nido de paloma es
sin duda un artefacto, pero el ave, al recopilar los palos,  también cambia el aspecto del suelo donde habían permanecido. Si al nido se le llama fenotipo extendido, ¿por qué no deberíamos llamarlo también al parche desnudo del suelo donde yacían los palos utilizados?

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