viernes, 7 de noviembre de 2014

Capítulo 3.- Constricciones a la Perfección (48)

En principio, parece un procedimiento heurístico valioso asumir que un animal está optimizando algo bajo un determinado grupo de limitaciones, y tratar de encontrar cuáles son esas limitaciones. Esta es una versión restringida de lo que McFarland y sus colegas llaman el enfoque de "optimalidad inversa" (por ejemplo, McCleery, 1978). Como caso de estudio tomaré algún trabajo con el que ocurre que estoy familiarizado.Dawkins y Brockmann (1980) descubrieron que las avispas excavadoras (Sphex ichneumoneus) estudiadas por Brockmann se comportaron de una manera que un economista humano ingenuo podría haber criticado como mala adaptación. Las avispas individuales parecían cometer la "Falacia del Concorde" en la valoración de un recurso, de acuerdo a la cantidad que ya habían gastado en él, más que en función de cuánto podrían extraer de él en el futuro. Muy brevemente, la evidencia es la siguiente. Las hembras solitarias proveen  nidos con catídidos aguijoneados y paralizados que han de servir como alimento para sus larvas (véase el capítulo 7). De vez en cuando dos hembras se encuentran aprovisionando el mismo nido, y por lo general terminan peleando por él. Cada lucha continúa hasta que una avispa, a partir de ahora descrita como la perdedora, huye de la zona, dejando a la ganadora el control del nido y de todos los catídidos atrapados por ambas avispas. Medimos el "valor real" de un nido como el número de catídidos que contiene. La "inversión previa" de cada avispa en el nido se midió como el número de catídidos que ella, como individuo, había puesto en él. La evidencia sugiere que cada avispa luchó durante un tiempo proporcional a su propia inversión, más que proporcional al "verdadero valor" del nido.

Esta política tiene un gran atractivo psicológico para el hombre. Nosotros también tendemos a luchar tenazmente por la propiedad sobre la que hemos puesto un gran esfuerzo en adquirir. La falacia recibe su nombre del hecho de que, en un momento en que el
sobrio juicio económico sobre las perspectivas futuras del avión Concorde aconsejó abandonar su desarrollo, uno de los argumentos a favor de continuar con el proyecto medio terminado era retrospectivo: "Ya hemos gastado tanto que no podemos retroceder ahora." Un argumento popular para prolongar las guerras generó el otro nombre de la falacia, la falacia de "Que nuestros muchachos no hayan muerto en vano".

Cuando el Dr. Brockmann y yo nos dimos cuenta de que las avispas excavadoras se comportaban de la misma manera, yo estaba, tengo que confesarlo, un poco desconcertado, posiblemente a causa de mi propia inversión
de esfuerzo  (Dawkins y Carlisle, 1976; Dawkins, 1976a) en persuadir a mi colegas que la psicológicamente atractiva falacia del Concorde era, de hecho, ¡una falacia! Pero entonces empezamos a pensar más seriamente acerca de las limitaciones del coste. ¿Podría ser que lo que parecía ser mala adaptación se interpretara mejor como un valor óptimo, dados ciertos límites? La pregunta era: ¿es que hay un límite bajo el cual el comportamiento Concordiano de las avispas es lo mejor que pueden alcanzar?

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