viernes, 16 de febrero de 2018

Capítulo 12.- Fenotipos Hospedadores de Genes Parásitos (219)

     Kerr (1978) concluye: 'Es un ejemplo muy elegante de evolución biológica; incluso demuestra aparente altruismo en los genes bacterianos... El ADN que se transfiere de la bacteria a la planta no tiene futuro; muere cuando la célula de la planta muere. Sin embargo, mediante la alteración de la célula vegetal para producir una de opina, se garantiza: (a) la selección preferente del mismo ADN en células bacterianas y (b) la transferencia de ese ADN a otras células bacterianas. Esto demuestra la evolución a nivel de genes, no de organismos, los cuales podrían ser sólo portadores de genes.' (Desde luego, tales afirmaciones son música para mis oídos, pero espero que Kerr perdone mi  pública sorpresa sobre la prevención gratuita de que 'podrían ser sólo' portadores de genes. Es un poco como decir 'Los ojos pueden ser las ventanas de la alma' o 'Mi Amor podría ser como una rosa roja roja' [Nota del Traductor: primer verso modificado de una antigua canción escocesa escrita en 1794 por el poeta escocés Robert Burns. El verso original es: 'Oh, mi Amor es como una rosa roja, roja.'] ¡Puede que en esto esté la mano de la editorial!). Kerr sigue: '.. En las agallas del cuello inducidas naturalmente sobre muchos pero no todos los hospedadores (), muy pocas bacterias sobreviven en la agalla... A primera vista, parecería que los patogenicidad no está confiriendo ninguna ventaja biológica. Es sólo cuando se tiene en cuenta la producción de opina por el hospedador y su efecto sobre las bacterias que viven en la superficie de la agalla cuando se hace evidente la fuerte ventaja selectiva de los genes para la patogenicidad.' 

     Mayr (1963, pp. 196-197) analiza el fenómeno de las plantas que forman agallas para alojar insectos en términos tan favorables para mi tesis que puedo citarle textualmente casi sin comentarios:
    "¿Por qué ... debería una planta crear un domicilio tan perfecto como la agalla para un insecto que es su enemigo? En realidad, estamos tratando aquí con dos presiones de selección. Por un lado, la selección funciona en una población de insectos de agalla y favorece aquellos cuyos productos químicos inductores de agallas estimulan la producción de agallas, dando la máxima protección a la joven larva. Esto, obviamente, es una cuestión de vida o muerte para el insecto de la agalla, y por tanto constituye una presión de selección muy alta. La presión de selección opuesta por parte de la planta es en la mayoría de los casos bastante pequeña, debido a que tener un par de agallas deprimirá sólo muy ligeramente la viabilidad de la planta hospedadora. El 'compromiso' en este caso es todo en favor del insecto de la agalla. Generalmente se previene una densidad demasiado alta de insectos de la agalla por factores dependientes de la densidad no relacionados con la planta hospedadora."

 Mayr está aquí invocando el equivalente al principio de vida/cena para explicar por qué la planta no se defiende contra la importante manipulación por el insecto. Sólo es necesario que añada esto: si Mayr tiene razón en que la agalla es una adaptación para el beneficio del insecto, y no de la planta, sólo puede haber evolucionado a través de la selección natural de los genes en el acervo génico del insecto. Como es lógico, debemos considerar que estos genes tienen expresión fenotípica en el tejido de la planta, en el mismo sentido en que puede decirse que cualquier otro gen del insecto, por ejemplo uno para el color de ojos, tiene expresión fenotípica en el tejido del insecto.

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