viernes, 9 de febrero de 2018

Capítulo 12.- Fenotipos Hospedadores de Genes Parásitos (218)

Ciclo vital de Dicrocoelium dendriticum. Fuente: DICYT.
El caso del tremátodo ('gusano del cerebro') Dicrocoelium dendriticum es citado a menudo como otro ejemplo elegante de un parásito que manipula un hospedador intermediario para aumentar sus posibilidades de acabar en su hospedador definitivo (Wickler 1976; Love 1980). El hospedador definitivo es un ungulado, como por ejemplo una oveja, y los hospedadores intermediarios son primero un caracol y después una hormiga. El ciclo de vida normal exige que la hormiga sea comida accidentalmente por la oveja. Parece que la cercaria del tremátodo lo consigue de una manera análoga a la de Leucochloridium mencionada antes. Al enterrarse en el ganglio suboesofágico, el apropiadamente llamado 'gusano del cerebro' cambia el comportamiento de la hormiga. Mientras que normalmente una hormiga no infectada se retira a su nido cuando empieza a hacer fresco, las hormigas infectadas suben a la punta de los tallos de hierba, sujetan sus mandíbulas en la planta y permanecen inmóviles, como si estuvieran dormidas. Aquí son vulnerables a ser comidas por el hospedador definitivo del gusano. La hormiga infectada, como una hormiga normal, se retira hasta el tallo de la hierba para evitar la muerte por el calor del mediodía -lo que sería malo para el parásito-  pero vuelve a su posición de reposo aéreo con el fresco de la tarde (Love 1980). Wickler (1976) dice que de las aproximadamente cincuenta cercarias que infectan a una hormiga dada, sólo una se entierra en el cerebro, y muere en el proceso: 'Se sacrifica en beneficio de las otras cercarias'. Por tanto, comprensiblemente, Wickler predice que se descubrirá que el grupo de cercarias en una hormiga es un clon poliembrionario.     
     
Agalla del cuello. Fuente: Brokenwillow.
Un ejemplo aún más elaborado es el caso de la agalla del cuello, uno de los pocos cánceres vegetales conocidos (Kerr 1978; Schell et al., 1979). Excepcionalmente para un cáncer, es inducido por una bacteria, Agrobacterium. Estas bacterias inducen el cáncer en la planta sólo si ellas mismos contienen un plásmido Ti, un pequeño anillo de ADN extracromosómico. Se puede considerar el plásmido Ti como un replicador autónomo (capítulo 9), aunque, como cualquier otro replicador de ADN, no puede tener éxito al margen de la maquinaria celular conjunta bajo la influencia de otros replicadores de ADN, en este caso los del hospedador. Los genes Ti se transfieren de las bacterias a las células vegetales, y las células de las plantas infectadas son inducidas a multiplicarse sin control, por lo que la condición se llama cáncer. Los genes Ti también provocan que las células de las plantas sinteticen grandes cantidades de sustancias llamadas opinas, que las plantas normalmente no hacen, y que no pueden utilizar. Lo interesante es que, en un ambiente rico en opinas, las bacterias infectadas por Ti sobreviven y se reproducen mucho mejor que las bacterias no infectadas. Esto se debe a que el plásmido Ti proporciona a la bacteria un conjunto de genes que permiten que la bacteria use las opinas como fuente de energía y de productos químicos. Los plásmidos Ti casi podrían considerarse como prácticantes de selección artificial en favor de las bacterias infectadas, por tanto, a favor de copias de sí mismos. Las opinas también funcionan como 'afrodisíacos' bacterianos, como Kerr dice, promoviendo la conjugación bacteriana y por consiguiente la transferencia del plásmido. {219}

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