Dije que los dos extremos estaban unidos por un continuo. Quiero
decir que la frecuencia de la población estable de excavación, p* (70
por ciento o el que sea), se podría lograr por cualquiera de un gran
número de combinaciones de estrategias individuales puras y mixtas. Puede
haber una amplia distribución de los valores en los sistemas nerviosos
individuales en la población, incluyendo cavadoras puras y ocupadoras puras. Pero,
siempre que la frecuencia total de la excavación en la población sea
igual al crítico valor p*, seguiría siendo cierto que cavar y ocupar son igualmente exitosos, y la selección natural no actuaría para
cambiar la frecuencia relativa de los dos subrutinas en la próxima generación. La población estaría en un estado evolutivamente estable. La analogía con la teoría de Fisher (1930a) de equilibrio en la proporción de sexos será clara.
Pasando
de lo concebible a la real, los datos de Brockmann demuestran de manera
concluyente que estas avispas no son polimórficas
en ningún sentido simple. Los individuos a veces cavaron y a veces ocuparon. Ni siquiera pudimos detectar ninguna tendencia estadística por la que los individuos se especialicen en cavar u ocupar. Evidentemente,
si la población de avispas está en un estado mixto evolutivamente estable, se encuentra lejos del extremo polimorfismo del continuo. Si es en el otro extremo -todos los individuos ejecutan el mismo
programa estocástico- o si existe alguna mezcla más compleja de los
programas individuales puros y mixtos, no lo sabemos. Es uno de los mensajes centrales de este capítulo que no necesitábamos saber para nuestro propósito de investigación. Puesto que
nos abstuvimos de hablar de éxito individual, sino que en su
lugar pensamos en el éxito de la subrutina como media de todos los individuos, hemos
sido capaces de desarrollar y probar un modelo exitoso de la EEE mixta
que deja abierta la pregunta de dónde se sitúan nuestras
avispas a lo largo del continuo. Volveré sobre este punto tras exponer algunos hechos pertinentes y después de esbozar el modelo en sí.
Cuando una avispa cava una madriguera, puede quedarse y provisionarla, o puede abandonarla. Las
razones para el abandono de los nidos no siempre eran evidentes, pero incluían la invasión de hormigas y otros extraños indeseables. Una
avispa que se muda a una madriguera que otra ha cavado podría
descubrir que la propietaria original todavía está en la residencia. En
este caso se dice que se ha unido a la anterior propietaria, y las dos
avispas suelen trabajar en el mismo nido durante un tiempo, ambas aportando catídidos independientemente. Alternativamente,
la avispa ocupadora puede tener la suerte de dar con un nido que ha sido
abandonado por su propietaria original, en cuyo caso lo tiene para ella sola. La
evidencia indica que las avispas ocupadoras no pueden distinguir un nido que ha sido abandonado de uno que todavía está ocupado por su
propietaria anterior. Este
hecho no es tan sorprendente como pueda parecer, ya que ambas avispas
pasan la mayor parte de su tiempo a la caza, por lo que dos {124}
avispas que 'comparten' el mismo nido rara vez se encuentran. Cuando se encuentran, luchan, y en todo caso sólo una de ellas tiene éxito en poner un huevo en el nido en disputa.
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