viernes, 4 de enero de 2019

Epílogo (265)


Epílogo

por Daniel Dennett


¿Por qué un filósofo escribe un epílogo de este libro? ¿El Fenotipo Extendido es ciencia o filosofía? Es ambas; es ciencia, sin duda, pero también es lo que la filosofía debe ser, y sólo es de manera intermitente: un argumento escrupulosamente razonado que nos abre los ojos a una nueva perspectiva, aclarando lo que era turbio y
mal entendido, y nos da una nueva forma de pensar en temas que pensamos que ya entendimos. Como dice Richard Dawkins al principio, 'puede que El Fenotipo Extendido no sea una hipótesis comprobable en sí misma, pero cambia la forma en que hemos visto los animales y las plantas hasta ahora, y puede hacernos pensar en hipótesis comprobables que de otra manera nunca habríamos soñado' (Pág. 2). ¿Y cuál es esta nueva forma de pensar? No es sólo el 'punto de vista del gen' que se hizo famoso en el libro de Dawkins de 1978, El Gen Egoísta. Construyendo aquí sobre ese fundamento, 'muestra cómo nuestra forma tradicional de pensar en los organismos debe ser sustituida por una visión más rica en la que la frontera entre el organismo y el medio ambiente primero se disuelve y luego se reconstruye (parcialmente) sobre un fundamento más profundo. Voy a mostrar que la lógica ordinaria de la terminología genética conduce inevitablemente a la conclusión de que puede decirse que los genes tienen efectos fenotípicos extendidos, efectos que no necesitan expresarse a nivel de cualquier vehículo en particular' (p. 196).

Dawkins no está proclamando la revolución; está usando 'la lógica ordinaria de la terminología genética', para demostrar una implicación notable de la biología ya firmemente disponible, un nuevo 'teorema central': La conducta de un animal tiende a maximizar la supervivencia de los genes "para"  ese comportamiento, tanto si esos genes están en el cuerpo del animal en particular que lo realiza como si no (p. 233). Al principio de la revelación de Dawkins, la recomendación de que los biólogos adopten el punto de vista del gen tampoco fue presentada como revolucionaria, sino que más bien fue aclarar un cambio de atención que ya había empezado a imponerse en la biología en 1976. Ha habido tanta crítica ansiosa y equivocada de la idea anterior de Dawkins que muchos laicos e incluso algunos biólogos pueden dejar de apreciar cuán pródigo ha sido este cambio de atención. Ahora sabemos que un genoma, como el genoma humano, consiste en, y depende de,  mecanismos de impresionante tortuosidad y el ingenio, no sólo copistas moleculares y editores a prueba de lectura, sino también ilegales, {266} y vigilantes para combatirlos, acompañantes y artistas de la fuga, y extorsionadores y adictos y otros nano-agentes tortuosos, fuera de cuyos conflictos y proyectos robóticos emergen las maravillas de la naturaleza visible. Los frutos de esta nueva visión se extienden mucho más allá de los impactantes titulares casi diarios de nuevos descubrimientos sobre un poco de ADN u otro. ¿Por qué y cómo envejecemos? ¿Por qué enfermamos? ¿Cómo funciona el VIH? ¿Cómo consiguen los cerebros conectarse en el curso del desarrollo embriológico? ¿Podemos utilizar  parásitos en vez de venenos para el control de plagas agrícolas? ¿En qué condiciones la cooperación no sólo es posible, sino probable que surja y persista? Todas estas preguntas vitales y muchas más se iluminan al repensar los temas en términos de los procesos por los que las oportunidades de que los replicadores se repliquen, y sus costes y beneficios asociados, se resuelven solas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario